Las preferencias nacionales por determinados tipos de bebidas son muy
variadas. Por ejemplo, algunos países de Europa y África prefieren la
cerveza, mientras que el vino es el favorito en los países vinícolas
europeos y los licores, en la Europa del Este, en Asia y en algunos
Estados insulares. Sin embargo, los consumidores se abren cada vez más a
bebidas diferentes a las que se producen habitualmente en sus países.
No todo el consumo de alcohol
queda reflejado en las estadísticas nacionales o en estudios; lo cual
se debe, entre otras cosas, a la producción casera y al comercio
informal. Como consecuencia de esto, el consumo nacional de alcohol está
a menudo muy infravalorado, especialmente en los países en desarrollo y
en la Europa del Este.
Las bebidas tradicionales de producción local gozan de una gran
popularidad, especialmente en África, ya que suelen ser más baratas que
las bebidas manufacturadas. Debido a la ausencia de controles, éstas
pueden contener sustancias nocivas que pueden provocar la muerte,
ceguera o ciertas enfermedades. Sin embargo, dichas bebidas
tradicionales presentan por lo general un menor contenido en alcohol y desempeñan un importante papel económico y social en las comunidades locales.